¡Qué cerca te tengo!
¡Qué lejos te siento!
¿Me das tu sombrero?
En mi corazón
te espera una silla.
¡Siéntate un momento!
y así podrás ver
como es cada día
en mis aposentos.
¡Qué cerca te tengo!
Mira estas paredes
que el moho deslizan
y este oscuro espejo
que ya nadie mira
desde que tus ojos
les negaron vida.
¡Qué lejos te siento!
Son eternidades
los pasados tiempos.
La luz de esa hoguera
que ardía en mí adentro
y el calor tan dulce
que daba tu pecho.
Y esa cama estrecha
donde nuestros cuerpos
corrían trigales
y prados inmensos.
¡Qué cerca te tengo!
¡Qué lejos te siento!
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