Día: 8 de junio de 2022

Y un ávido día sin tanto quererlo, 
dejé de esperarte con loca ansiedad, 
dejé de buscarte y no puedo creerlo, 
dejé que tú olvido se hiciera verdad. 
 
Dejé que tus ojos, tu voz y tu pelo, 
se hicieran ensueño, no más realidad. 
Que tus besos ardientes mi único anhelo, 
dejé se secaran en mi piel sin regar. 
 
Dejé que mis pasos su propio camino, 
siguieran y el lazo de juntos andar, 
se hiciera tan frágil que el mismo destino,        rompiera en pedazos y no recordar. 

 Dejé de imitar sin notar tus manías. 
Y aún sin desearlo me olvidé de tu andar. 
Y aquellas caricias, un día solo mías, 
dejé como olas volvieran al mar. 
 
Dejé  que tu ausencia limpiara mi vida. 
Dejé ya mi vida, sin una ilusión. 
Más si el alma vacía no implica alegría, 
tampoco mi vida… comparte el dolor. 

Hacerte quiero, amor, un verso tierno

cuando asome tu sol de crin dorada,

nace entero de mi alma fiel y honrada,

bañado en dulce olor de hogar fraterno.

 Plasmado en suave son de vals eterno

danza bella canción de rima orlada,

dulce néctar de la uva bien prensada

que enciende fuego ardiente en pleno invierno.

 Cada día tendrás en tu amplia frente

mi beso amante, limpio, ingenuo y puro,

rico en mieles de flor que sabiamente

 harán de nuestra unión pilar seguro,

cual santuario real que firmemente

nos dé la fe de ver mejor futuro.