DESEOS….


Un murmullo de tus labios 

flota como hoja al viento  
despierto entre tus brazos
con los más dulces deseos.

Voy cruzando a la deriva
solo anhelo tu recuerdo
que me arropen tus besos
en la cima de un te quiero. 

Miro al cielo las estrellas 
resplandece un sentimiento 
que se escapa de mi alma
solo para atrapar tu cuerpo. 

Prisionero hoy de tus ojos
busco la llave para liberarme
de las rejas que me encierran
estas ganas locas de besarte. 

Mi rostro dibuja una sonrisa 
al saber que está tan cerca 
de cumplirse un lindo sueño
como un cuento de novelas. 

Campanas que repican alegres  celosas del sonido de tu vozanuncian un evento diferentecelebran el triunfo de un amor.

ESPERAME EN LA NOCHE.


Espérame en la noche

cuando apenas apunta la oscuridad

y el sol se niega a brillar

espérame, que la noche se empeña en unirnos

y se adueña de nuestros latidos

como el destino al que temĂ­a

donde no sale la luna, ni brillan las estrellas

Si el amor hubiese sido justo, no amarĂ­amos

deberĂ­amos haber adorado la soledad

y traicionado los versos que mostraban nuestras figuras

besado cualquier mejilla

oh sucumbido ante cualquier aroma penetrante

ante cualquier anhelo de libertad

Espérame en la noche

para unir tu corazĂłn al mĂ­o

y fundirme contigo

como el alma se fundĂ­a con el cuerpo

cuando tocaste con tu dedo sumiso mi rostro

y juntos nos dejamos arrastrar al amor

con los párpados cerrados

y ardientes las entrañas.

Si el amor hubiese sido justo

tendrĂ­a celos de mis ojos

de mi mano y mi boca

se alegrarĂ­a de mi insomnio

y del dolor que cubre de mi cuerpo

gozarĂ­a de los labios resecos de deseo

y de la lágrima que brota al mirarnos de lejos. 

Espérame en la noche

espĂ©rame que muero…. 

EL ECO DE CADA LATIDO.


Aun la recuerdo, fue una tarde  de esas con un sol triste, de otoño casi invierno con aquel viento que también parecía ir lento y triste, como despidiéndose…

Recuerdo su risa perdiéndose entre las hojas al caer, casi imperceptibles al tocar el suelo.

Cuanta nostalgia atravesando mi alma, mientras llueve despacito desde el corazĂłn.

Aun la recuerdo al atardecer yéndose lentamente, en el más bello de los siléncios. 
Cuanta tristeza lloran mis manos vacĂ­as, como abismos de interminable oscuridad.
El dolor que se siente, como cuando se escribe sobre pétalos de rosas muertas.
Aun la recuerdo, como si fuera ayer, más se perfectamente, que esta sensación de tristeza, no es de ahora de este tiempo ni de este espacio.
Pero igualmente sé que me habita con aquel sentimiento que hace eco en cada latido de mi corazón…
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