TENGO HAMBRE.


Hambre de tĂ­, de tu voz

que percibo en tu versar,

tengo hambre de retozar

en el almibar de tu flor.

Hambriento de tus caricias,

de tu delirio al amar,

de las olas de tu mar, 

del vaivén que me es delicia.

tengo hambre de tu mirar

que despierta mis hormonas,

quiero estar en tu redoma

y contigo despertar.

Me hace falta tu prestancia,

la desnudez de tus muslos,

en tu fuego me consumo,

y olor de amar en la estancia.

No dejes que la distancia

sea apagafuego que mate,

que por ti mi pecho late 

y provoca mi vagancia.

vago en el fiel pensamiento

que me lleva hasta tu pecho,

te amo, dalo por hecho:

luz de sol, mi firmamento.·

SENSACIONES.


Besaría cada espacio en tu piel 
trazando el camino con mis labios 
como si no existiera un ayer 
saboreando en ti la dulce miel 

Es que, es tan hermoso sentir amor, 
me nace un sentimiento inmenso, 
navego en olas de calor 
de solo pensarte, es algo intenso. 

Y sobran las finas palabras 
que mi paladar, talla con deseos 
de provocar, desbordar tu ternura 
con la suave caricia de mis dedos. 

LAS CARICIAS.


Las caricias y sus maneras de calar tu piel
son a veces roces como suspiros  de miel,
otras intensas sacuden la carne, muerden,
penetran, dan placer y dolor.
A ojos cerrados van tentando donde está
el punto que provoca tus derrames gozosos,
tu lluvia oceánica, tus exaltaciones íntimas.
La piel ya es tembloroso sudor exigiendo
la caricia aquella recogiendo las gotas que
generosamente derramadas merecen probarse
en un beso de dos bocas amándose
·

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