LA TEA DEL AMOR.


Como todo en la vida es pasajero

siempre mando mis penas al olvido;

y cantando mis versos cual jilguero,

de ilusión, su alegría yo prefiero.

Nunca llantos en sombras me han hundido

y disfruto el momento placentero;

pues jamás el dolor encuentra nido

en mi pecho, de júbilo vestido.

Es por ello que nunca la tristeza

en mis ojos verán que parpadea;

porque tengo de amor, la hermosa idea

que su rostro es retrato de belleza;

donde brilla la luz de su grandeza

que le sirve a la vida como tea.

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