Pensé, que estaba solo.
Hasta pensĂ©, que mi compañĂa, eran solo mis penas.
Pero al abrir los ojos, me rodeaban… mil estrellas.
Con mucho amor, cada una, me señaló, mi norte.
Auxiliaron mi alma.
Vi muchos otros seres, con el corazĂłn roto, como el mĂo.
Calladamente, se derretĂan, sin decir adiĂłs,
…Como el solitario, granizo.
TratĂ© de adherir mi rota y destrozada alma,Â
Pero ningún pegante instantáneo funcionó.
Mientras indiferentes, pasaban sus calendarios.
¡Llegaron de sorpresa! Eran mis ángeles legendarios.
Debe estar conectado para enviar un comentario.