Tuve una vez,
una amiga,Â
su voz era el silencio,Â
su mirada era la incertidumbre y sus
palabras eran las horas de mis dĂas.
La amistad que me ofrecĂa era
intangible, ajena al tacto,Â
nunca pudimos abrazarnos;
era un gran sacrificioÂ
el no poder correr a su brazos.Â
Paciente, me esperaba cada
vez que me iba,Â
a pesar de las largas demorasÂ
ella con calidez me recibĂa,Â
pero la soledad y el desgasteÂ
de los dĂas hizo estragos,
su voz se quebranto y sus palabras
distantes y frĂas.Â
Un dĂa, ella se rindiĂł conmigo
y partiĂł,
quise buscarla pero fue inĂştil,Â
ella se habĂa ido,Â
parte de mĂ con ella marchĂł.Â
Talvez un dĂa ella vuelva,Â
mi amiga, Esperanza.
Espero que vuelvas
algĂşn dĂa.Â
Debe estar conectado para enviar un comentario.