es como un recuerdo,
un verde paisaje
que se pierde a lo lejos
mientras desandas
por profundos valles
o trepas las más dulces colinas
donde la miel te hace agua la boca.
Un cuerpo de mujer desnuda
es un poema escrito mil veces
sobre las hojas del estío
que el otoño arranca
cómo queriendo llevarlas al olvido
y sin embargo permanecen
en el tacto,
los sentidos.
Un cuerpo de mujer desnuda
es una orquídea en plena floración,
de suaves pétalos y tibio cáliz
embebido en néctar
y su perfume te transporta
a cientos de lugares,
en un viaje eterno
de selvas y manglares.
Un cuerpo de mujer desnuda
es sinfonía,
tocada por los angeles,
apenas un murmullo
de campanas y cristales
que se mecen con la brisa,
a la hora de la tarde
donde los grillos suenan en concierto
interpretando finos madrigales.
Un cuerpo de mujer desnuda
es tesoro al artesano,
es orgullo y es la tierra
al aguerrido soldado,
es tentación y lujuria
para el poeta que a pecado
y es la musa que me inspira,
la que el alma me ha robado.
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