Ambigua se ha tornado la esperanza
que inmersa en un torrente de amargura
sus vertientes provocan la locura
a quien vive pensando en la venganza.
Mientras más crece su odio poco avanza
por la ruta que da buenaventura
y toda su virtud se hace basura
misma que con su vida hay semejanza.
Nada gana buscando hacerle daño
a quien causante fue de su rencor
y al final será él el lastimado.
Triste cosa es vivir con el engaño
que el desquite lo hará sentir mejor
y solo ha de vivir… atormentado.