HUELLAS DE PASIÓN.


 
Derramaban sus ojos las miradas,

cuyos rayos llevaban esa lumbre

que despiden los halos de la luna,

cuando escucha poetas inspirados.

En sus cuerpos vibraban las pasiones

que poseen las diosas del olimpo;

y su boca sensual y tentadora

ofrecía sus mieles sibaritas.

Yo la tuve en mi lecho tantas veces

que su aroma en mi cuerpo aún persiste;

y en la estancia se escucha aquel susurro

que flotaba al compás de sus orgasmos;

porque fueron eternos los momentos

encendidos de fuegos voluptuosos.

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