SIN PARACAÍDAS.


No me pidas
que deje de amarte,
sería como pedirle al sol
que no se oculte por la tarde.

No me pidas
que deje de mirarte,
sería como pedirle al espejo
que no refleje lo que tiene delante.

No me pidas
que deje de soñarte,
sería como pedirle al mar
que en la playa no descanse.

No me pidas
que deje de extrañarte,
sería como pedirle al tiempo
que retroceda un instante.

No me pidas
que comience a olvidarte,
sería como pedirle a un corazón
que no recuerde por qué late.

No me pidas
que te quite de mi vida,
sería como pedirme
que salte sin paracaídas.

SIN PERMISO.


Me gusta esa forma

que tienes de colarte

en mis versos,

casi sin pedir permiso,

trazando arcoiris sensuales

que dibujan 

sus lineas sensibles

sobre mi occipital.

Me gusta como entras suave

y me haces despertar.

UN CAMINO PARA AMBOS.


 

Será tarea del destino o tal vez de uno mismo, el llegar a cruzar nuestros caminos. Tendrán su misión las rosas para aromar en aquel día y la labor de los zorzales será el cantar de amanecida.
De seguro, yo te propondré un beso y es posible que tú quieras provocarlo, pero yo te propondré un beso tan amplio como largo.
Habrá camino para ambos. Habrá camino que conduzca o nos invite a caminarlo. 
Habrá pasos, habrá huellas y un camino para ambos.
Nos diremos nuestros nombres. Nos veremos a los ojos y en la línea de horizonte, nos veremos a nosotros.
No ha de ser tan fácil pero tampoco será frágil. Una vez, estando unidos, lo importante es el camino.
A nosotros se nos va a llenar el alma de colores nunca vistos. Nos va a encontrar el alba con el sol comprometido.
Me dirás lo que te digo y el poema que hoy te escribo colgará del firmamento.
Otro nuevo sentimiento va a llenarnos a los dos y el calor de nuestros cuerpos va a llevarnos al amor.

Lo nuestro, de concretarse, será un camino largo. Sin embargo, yo estoy dispuesto a caminarlo.

DEJAME HACERTE EL AMOR.


Déjame hacerte el amor con mis detalles llenos de alegría déjame hacerte el amor con mis manos al rededor de tu cintura déjame hacerte el amor con mis besos a distancia cuando no te veo déjame hacerte el amor cada noche y día mientras estas metida en mis pensamientos déjame hacerte el amor con cada verso poema y poesía que escribo para ti déjame hacerte el amor sin la necesidad de quitarte la ropa déjame hacerte el amor con solo abrazarte déjame hacerte el amor con las ganas de un caballero seduciendo a una dama con amor sincero y puro.

Déjame intentarlo una vez más para que sientas lo que es hacer el amor sin desnudarte.

LLEGASTE A MÍ.


 

Llegaste a mí como luz entre las tinieblas, 

tu mirada de cristal penetró mi alma y atravesó las sombras que me saturaban.

De a poco ganaste mi confianza dándole sentido a mi existencia,

llenaste mi ser de buenos y bellos sentimientos

que afloran a la luz de mis palabras convertidas en versos.

Te convertiste en mi hoy, mi mañana y mí siempre a punta de cariñosos abrazos,

cálidas palabras susurradas a mi alma en la flor del amor…

Tu presencia me llena de felicidad, me transmite vida y es el remedio a todos mis males,

me devolviste la dignidad, el amor y el auto respeto.

Mis días vacíos quedaron impregnado en los anales de la historia

de un hombre sin rutas, rumbo ni dirección.

Evitaste que mi vida pasara inadvertida entre los mortales sublimes

que me espiaban para exterminar mi intento de digna existencia.

Hoy en cada gota de mi sangre tengo tu fe en mí

y la semilla de la superación para triunfar

en amor propio y ser digno de amar y ser amado…

Con mucho valor y ante todo, dignidad.

ESTELAS DE AMOR.


En esas tus miradas de mística ternura

se encuentran las estelas del mágico soñar;

que llenan el el espacio de luz radiante y pura

que logran que mis versos empiecen a volar.

Reflejan en sus iris la gran luminiscencia

que evocan de los cielos su eterno resplandor;

y tienen el encanto que ofrece a mi existencia

la lumbre mas divina del infinito amor.

Por ellos mis estrofas destilan poesía

y vibran con las notas del loco frenesí;

en donde anida siempre la dulce melodía

que exhala los acordes del regio colibrí.

¡Y viendo en sus pupilas sensuales parpadeos

emergen en mis versos los tórridos deseos!

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