MI CLAUSTRO.

·Nada pude hacer por retenerte

un no sé quién; me gano tu amor
borrando, mi nombre de tu mente
igualmente, matizando mi dolor. 

Ahora, tu recuerdo es mi tortura
cada vez, que vuelve a mi memoria
la imagen tuya, que me da locura
en los sitios, donde me diste gloria. 

Otra, cuando por mi sentías
todavía, un poquitito de ternura
incluso placer mientras dormías. 

Lástima, que todo haya acabado
dejándome amarga desventura
en este, mi claustro abandonado.